Tu mirada ofrecida como un río,
escapando
y tu voz de tambor, de viento,
perforando luces de fantasía.
Sobre sábanas alquiladas
tus ojos tristes,
y tu deseo explorando,
dudando,
mudando viejas pieles
viejas caricias, besos viejos.
En la almohada tu mano indecisa,
tu boca indecisa
tu ansia indecisa,
y tu piel oponiéndose,
rindiéndose.
Una luna de juguete,
marcando minutos mezquinos,
y una música que eligió alguien
alguna vez, en algún tiempo,
agonizando.
La noche temblando en tu lengua
deshaciéndose en tus brazos,
ahogándose en tu cuerpo.
…
y algún rescoldo de amor,
hecho de jirones de ensueños,
multiplicado en los espejos.
¡Qué lindo ese remate, poeta! Te sigo leyendo. Un abrazo.
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