Paréntesis XX

Nos  extenuamos  desvelamos  desgajamos

a veces frágiles

a veces perros

nos acechamos maldecimos desgarramos

a veces alas

                             o pétalos

a veces lluvia

ayer sol
nos entregamos.

Nos negamos nos rompemos desechamos.

Nos tomamos nos sorbemos nos soltamos. 

A veces tiempo o arena

te olvido,

entonces olvidamos.  

A veces fruta nos abrimos

a veces niños,

cachorros a veces,

temblamos.

Paréntesis XIX

La noche sucede

aplasta los grumos del día

sucede y se queda

inmóvil

en tus ojos en los míos

que no se miran

no se miran

no se miran.

Tarde muy tarde

mientras Dios y Satán duermen

desnudos y exhaustos

tarde muy tarde

machacamos recuerdos

trituramos promesas

inventamos verdades a medias.

Tarde muy tarde

levemente iluminados

titilantes

sin mirarnos

nos precipitamos resucitados

rodamos resucitados

musgosos

tan reales como las piedras.

Paréntesis XVIII

Tus manos nacen la noche

que no será para nosotros.

Tu alma esconde tu voz tras sus ojos.

Una ventana falsa nos delata,

un espejo nos mira.

Hay una silla, un escalón

y tu boca y la mía…besos.

Afuera una mentira

cuenta nuestra verdad

y la ciudad ignora nuestros cuerpos.

Un día dejaremos de conocernos,

no nos mentiremos

no nos buscaremos,

será como el ansia

de encontrar un objeto perdido.

Nos habremos lanzado

a amarnos por siempre.

Paréntesis XVII

Los dedos sus yemas sus uñas

mi aliento mis pestañas,

en el nido de tu barba.

Tu boca esperando

y tu cuello

tobogán donde la mía 

resbala se ahoga

sorbiendo tu garganta.

La lengua los dientes los senos

mi vientre su piel,

indagando,

y tu boca esperando

y la mía

devorando tu mañana.

El hallazgo de tus ojos, tus manos 

esa aspereza tu cuerpo

esa fuerza tu cuerpo los tendones

ese lunar,

no, aquel no, ese de ahí

ningún otro; ese.

Tu boca esperando

y la mía devorando

…

El bulto morado que palpita.