miércoles, 23 de junio de 2021

Paréntesis XXIX




Esquivos, fugitivos

tus ojos moran en tu cara.

Cuando los atrapo

siempre huyendo

veo en ellos un niño profundo

que late como el río, entonces

la línea de mi corazón se detiene

y lo invito a jugar,

con ternura, con cuidado.

A veces, juega y llora

a veces, juega y desgarra

a veces, juega y canta

hasta que se duerme

sosteniéndome en su pecho.