Esquivos, fugitivos
tus ojos moran en tu cara.Cuando los atrapo
siempre huyendo
veo en ellos un niño profundo
que late como el río, entonces
la línea de mi corazón se detiene
y lo invito a jugar,
con ternura, con cuidado.
A veces, juega y llora
a veces, juega y desgarra
a veces, juega y canta
hasta que se duerme
sosteniéndome en su pecho.
Lindo. Bien ahí.
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