El río aún sucede.
He desgarrado mi mano
de la tuya, anoche
entre las dos y las tres.
Callada, desgarrada-lejana, late
junto a la ventana.
Es mayo, veintiséis o veintisiete
y el frío
se ha retirado de la mañana,
como mi mano de tu mano,
después que todo
y nada
ha pasado entre nosotros,
en tanto el río
sigue sucediendo.
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