Temerosos de las palabras
las palabras su filo
sus abismos,
ya no hablamos.
Ayer nomás
te dije mejor no hablar.
Asentiste de inmediato,
los ojos tras los lentes de sol,
asentiste, preguntaste
¿Puedo
poner mi mano entre tus
piernas?
Sí, siempre quiero que me toques.
Abrilas un poco más. Más.
¿Así?
Sí, así. Ahora apretá;
apretá mi mano.
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